Retiro Youcat 2018

El fin de semana del 15 al 16 de diciembre, varios miembros del grupo Youcat de Cartagena participamos en un retiro de Adviento preparado por los misioneros Paúles de Albacete.
El primer encuentro que tuvimos con Dios en dicho retiro fue nada más llegar a la Casa de la Comunidad de Paúles, ya que nos acogieron con los brazos abiertos, una gran sonrisa y de manera muy servicial. Tal fue la magnitud del recibimiento, que nos llegamos a plantear si realmente formábamos parte del personal del grupo Youcat o, en vez de eso, éramos miembros de su Comunidad. Tras hacer un recorrido guiado por la Casa e instalarnos como si estuviéramos en nuestra propia vivienda, comenzamos el retiro acompañados por Josico.
Josico es el misionero Paúl más joven de la Comunidad. Más joven en edad, ya que en espíritu las edades eran muy similares, a pesar de haber hasta unos 50 años de diferencia entre varios de los miembros de la Comunidad. Bueno, sigo hablando del retiro. Nos encomendamos al Espíritu Santo y empezamos. La mañana del sábado la centramos en el tema de la vocación, hablando de cosas tan bonitas como que Dios, siendo Todopoderoso, tiene una sensibilidad especial a la hora de llamar a los humildes y a los sencillos. Para esta parte vocacional, profundizamos en el personaje bíblico de Jeremías, haciendo un recorrido por su vida, la llamada que Dios le hizo, los conflictos que tuvo a su alrededor, sus propias limitaciones y debilidades… y aprovechamos para mirar dentro de nosotros mismos para sacar fruto y provecho de lo aprendido.
En la comida conocimos mejor a cada miembro de la Comunidad y nos sentamos junto a ellos para comer como hermanos. Al finalizar la comida, proseguimos con el retiro, cambiando el centro de atención al Adviento y viéndolo como tiempo de preparación de nuestro interior para acoger al Señor, que viene a nosotros. A las 18:00 tuvimos el privilegio de participar en la Misa que presidía Josico en la parroquia, en la que nos envió como discípulos de la Iglesia para evangelizar a nuestro alrededor con palabras y con nuestro testimonio de vida. Tras la Misa, recibimos el Sacramento de la Confesión, para el que nos habíamos preparado previamente. Y luego recibimos otro gran regalo del Señor: una vigilia de adoración al Santísimo, donde aprendimos que somos pan vivo cuando nos damos a los demás y alimentamos a los que tienen necesidad y hambre de Dios. Nos fuimos a cenar con el miembro más joven y con el más mayor de la Comunidad (en edad, insisto) y nos recogimos hasta la mañana siguiente. El domingo participamos nuevamente en Misa, gracias a Dios y dimos un paseo por los alrededores de la Casa, conociendo las realidades y personas tan necesitadas como sencillas. Recogimos nuestros bártulos y volvimos a Cartagena, lo que no nos resultó nada fácil.
Estamos muy agradecidos, en primer, lugar con Dios, que nos ha dado esta oportunidad de retiro antes de la venida de su Hijo. También a la Comunidad de misioneros Paúles, por su acogida, trato y tantísimas enseñanzas para nuestra vida y nuestra vocación.